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jueves, 9 de junio de 2011

MITOS, REALIDADES Y FICCIONES: LA VIDA MISMA

    Antes de nada, pedir disculpas por la tardanza, pero una lesión en la espalda (nada grave), me ha tenido alejada del teclado mucho tiempo.
    Luego, agradecer a los que han opinado en diferentes post: ¡Muchas gracias!,¡por fin hay alguien al otro lado! (casi no me lo creo, pero hay quienes leen lo que escribo).
    Esto es importante para mi, que quise estudiar periodismo para que la gente leyera mis opiniones, pero no tenía dinero para ir a la Universidad convencional y tuve que estudiar Historia en la UNED.
    Ahora, me centraré en el tema de hoy.
    ¿He dicho alguna vez que soy funcionaria?; pues si, lo confieso, pertenezco a ese "odioso" colectivo de "zánganos y abejas reinas" que en el inconsciente colectivo somos los que trabajamos en la Administración.
    Y estoy haciendo un curso on line sobre atención al público (ya es el curso tropecientos que hago sobre este tema, pero hay que formarse, dicen, así que, venga, a aprender).
   Cada año nos ofrecen la posibilidad de hacer cursos de formación continua, casi todos presenciales y en horario de tarde, con lo que sacrificas tu tiempo libre a cambio de ..., a cambio de..., no se me ocurre nada.
    Y es ahí adonde quería llegar: en las empresas privadas que se precien de ser buenas empresas, la gente que prospera es la que se forma, trabaja, se desloma y se deja la piel (vale, en otras empresas sólo prospera el hijo del jefe y el pelota, pero estoy hablando de empresas decentes ¿vale?).
    En la Administración, te dejas la piel (y no en la cafetería precisamente), te deslomas (¿de qué se creen que tengo la espalda lesionada y no es broma?), te formas, trabajas, llegas a tu hora, cumples con tu deber, te comportas...y te bajan el sueldo, te quitan las pagas extras, amenazan con bajarte el sueldo otra vez más con total impunidad, te regatean tus vacaciones o tus días de asuntos propios, desaparecen las ayudas médicas o al estudio que todavía están en tu convenio, y todo para que este país salga de la crisis (pero sigue sin salir).
    Y luego, tienes que sacar tu sonrisa "profident" del armario cada mañana, junto con tu "uniforme de los lunes" (no alcanza el sueldo para renovar la ropa, menos mal que soy minimalista, que si no), y debes, he dicho, debes, atender al ciudadano como se merece.
   Algunas personas se creen que todos, todos, todos los funcionarios cobramos más de 3.000 euros al mes, cuando en realidad, el 80% de nosotros somos mileuristas o poco más. Si a una persona que cobra 900 euros al mes le quitan 30, puede ser poco, pero si esa persona tiene hipoteca, tres hijos y su pareja está en el paro y se le ha acabado la prestación...
    No conozco a nadie que trabaje en empresas privadas (y siga teniendo trabajo, claro), a quien le hayan bajado el sueldo: sé de empresas en las que los trabajadores voluntariamente han decidido bajárselo para poder seguir trabajando todos y que nadie se fuera a las filas del paro, pero su jefe sigue pagando la comida de Navidad a sus empleados.
    Los funcionarios, si queremos comida de Navidad nos la tenemos que pagar de nuestro bolsillo, aunque la gente crea que nos la pagan de los Presupuestos (las comidas de los políticos sí salen de ellos, incluso sus desayunos cuando viajan por motivos de "trabajo").
    Habrá quien diga "pero tienes un trabajo fijo para toda la vida", porque no saben que en este país, más del 60% de las plantillas de funcionarios son interinos, es decir, no tienen su plaza fija, y en cualquier momento, nos pueden mandar a la calle y no tenemos derecho a indemnización por despido.
    No somos interinos porque seamos tan tontos que no aprobemos nunca las oposiciones que cada año nos convocan: es que pueden pasar más de diez años sin que las convoquen, y cuando lo hacen, no nos tienen en cuenta los años que llevamos trabajando ni los cursos de formación que tenemos hechos.
    Pero después, la mala fama de unos pocos que se pasan el día mirando el periódico (de papel o digital), tomando café o ignorando al ciudadano (que afortunadamente son cada vez los menos), la cargamos todos, incluso los que vemos que, por muchos méritos que acumulemos, no le importamos a nadie.
    Por favor, la próxima vez que le atienda un funcionario y no le ofrezca la mejor de sus sonrisas, piense en que podría ser usted el que tiene que trabajar las mismas horas, por menos dinero, menos prestaciones y con la amenazadora y machacona frase del político de turno, diciendo que "el mes que viene no hay para las nóminas" o "tenemos que echar a la calle a todos los interinos".
    Gracias por soportar mi pataleta, es a lo único a lo que tengo derecho.