Todos
buscamos la felicidad, ¿quién lo niega?, pero ¿eso qué es?
Cada
uno de nosotros tiene una idea propia de lo que significa, pero desde luego,
todos podemos reconocer la felicidad en las personas que nos rodean.
Sabemos,
nada más verlos, quiénes son felices y quiénes no.
Veamos
algunas características que he encontrado en las personas felices, que nos
pueden orientar a la hora de conseguir tan ansiado tesoro.
Las
personas felices...
Se
cuidan: se asean, se peinan (van a la peluquería), se visten con colores
alegres o que les quedan bien, tienen estilo vistiendo (cada uno el suyo, pero
estilo al fin), se perfuman, se dan cremitas o aceites después de una ducha
calentita y reconfortante, se alimentan bien (desayunan como es debido, no un
triste café a prisas), toman moderadamente el sol, hacen ejercicio (al menos
caminan al aire libre), disfrutan de la naturaleza (la montaña, el mar, los
amaneceres, los atardeceres...), comen frutas y verduras mayoritariamente,
beben con moderación, duermen a pierna suelta las horas que les pide el cuerpo...
Sonríen:
no esbozan una mueca en la que enseñan los dientes, sino que sonríen con toda
la cara, sinceramente, transmitiendo alegría.
Saludan:
sus “buenos días” suenan a música y no a ladridos.
Conocen
tu nombre: puede que sólo te hayan visto dos veces, pero si te han presentado,
recuerdan tu nombre. Reconocerás a las personas felices porque son de las que llaman a las cajeras del
supermercado por su nombre y les arrancan una sonrisa después de diez horas de
trabajo por una mísera nómina.
Hacen
algo por los demás: son altruistas, están metidos en alguna ONG, Asociación o
Grupo de ayuda de cualquier tipo, desde protectoras de animales hasta comedores
sociales; sea lo que sea, hacen cosas por los demás porque consideran que deben
hacerlo y se sienten bien con ello.
Gozan
de buena salud: inexplicablemente los resfriados pasan por su lado sin tocarlos
y los virus sienten una especial alergia ante las personas felices, que
prácticamente nunca visitan a su médico (con el que sin embargo, tienen una
estupenda relación)
Tienen
amigos que son felices: las personas felices atraen a personas felices, y
aunque se dediquen a los demás y traten a todo el mundo, sus amigos no son
nunca personas “tóxicas” sino gente estupenda.
Saben
perdonar, saben que el rencor y el resentimiento no les hace bien, ni a ellos
ni a nadie, y dejan que el amor gane la batalla.
Tienen
algún tipo de vida espiritual, practican alguna religión o filosofía
de vida, y encuentran momentos a diario para alimentar su alma.
Son
creativos: pintan, escriben, tejen bufandas o cocinan, pero ponen su granito de
arena en la creación de un mundo más hermoso.
Disfrutan
de la vida tal y como es, con sus penas y alegrías, y, aunque también lloran,
como todo el mundo, saben que después del llanto viene la alegría y que siempre
hay motivos para seguir adelante.
¿Y
tú, eres feliz? Y si no lo eres, ¿quieres intentarlo? Pues venga, empieza por
quererte a ti mismo, luego ya puedes querer a los demás, y por último, pasa
esta información a todos los que conoces, es así de fácil, pero, eso sí,
empieza ahora y no desfallezcas (el secreto está ahí).