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sábado, 12 de febrero de 2011

TENER O NO TENER

   Leyendo en el blog del pequeño maestro Chocobuda (de quien me confieso admiradora), encontré un post relacionado con la posesión de menos de cien objetos de carácter o uso personal; me puse a pensar: tener sólo cien objetos...bastante difícil para mi, porque...soy mujer.
   Si, soy una mujer y queramos o no, necesitamos más objetos de uso personal que los hombres, entre otras cosas porque no queremos parecer hombres, sino lo que somos (mujeres), que, aún librándonos de la presión consumista y pasando un kilo de las imposiciones estéticas, necesitamos algunas cositas de uso exclusivo femenino, no sé si me explico, sin las que no podemos pasar.
   Pero luego me asaltó otra duda: soy una lectora compulsiva (una también tiene sus pecados, oiga), que compra libros para devorarlos, digo, leerlos, y que durante años acumuló cientos de ellos por el puro placer de pasar la mano sobre sus lomos y decir, "sí, yo te conozco"...hasta que llegaron mis hijos (benditos ellos que me abrieron los ojos y la vida hacia nuevos horizontes) y la alergia a los ácaros del mayor, y tuve que, primero con dolor, luego con alegría, deshacerme de muchos de esos libros, donándolos a la biblioteca de mi pueblo o a rastrillos benéficos.
   Pero el pequeño maestro Chocobuda (pequeño por su humildad y maestro por ser transmisor de la filosofía sobre la que asienta su vida), dice aún más: un solo libro puedes leer de cada vez, así que sólo un libro deberías tener.
   Y yo miro con pena mi pequeña biblioteca y digo:"¿qué libro escoger?¿cómo desprenderme de todo esto sin que mi familia crea que la "loca" se ha vuelto todavía más majareta?"
   Entonces viene a encendérseme el bombillo de bajo consumo que tengo en mi cabeza y entiendo: tener no es poseer, se pueden tener cientos de cosas que no te posean, de las que no te sientas dueña, porque sólo las usas, pero no las salvarías de un incendio si tu casa empezara a arder en llamas.
   Es al otorgar alma a las cosas (como Calvin, que le da vida a Hobbes cuando sus padres no lo ven, en el Comic que lleva sus nombres), cuando le entregamos nuestra alma a esas cosas, convirtiéndonos en sus esclavos, colocándolas en el altar de nuestras vidas.
   El hecho de que yo compre un libro, no significa que me pertenezca: el libro es de su autor, que ha querido compartir con nosotros su creación.
   En este sentido, sí es posible tener menos de cien cosas, porque tener es usar lo que tenemos a nuestro alrededor, como quien tiene una calle por la que pasear o un parque al que ir con sus hijos; pero poseer, es creernos dueños de algo a lo que otorgamos la importancia que no tiene.
   Tengamos muchas cosas, mejor cosas inmateriales, como sonrisas, amigos o colecciones de besos; pero no poseamos nada para que nada nos posea.
   Como colofón a esta perorata de hoy, muchas gracias amigo Chocobuda, encantada de leerte.

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