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martes, 12 de abril de 2011

LA LEY DE MURPHY APLICADA A LOS NIÑOS

Hace un tiempo leí un blog que escribe un pediatra (lo siento, he perdido su dirección), en el que hablaba de la ley de Murphy aplicada a niños: simplemente genial.
Decía cosas como estas:
“Cuanto mejor vestido va el niño, peor arreglada va la madre” (evidentemente el tiempo que empleas en dejar a tu niño como un “San Luis”, es tiempo que no tienes ni para peinarte debidamente tú, y esto crece de manera exponencial a medida que disminuye la edad del niño, es decir, cuanto más pequeño, peor).
“Los zapatos de los niños se rompen a una velocidad directamente proporcional al precio del zapato” (es decir, cuanto más caro el zapato, más rápido se rompen)
“El número de vómitos por noche que es capaz de sufrir tu hijo siempre es mayor que el de sábanas que tienes para su cama”
“El zapato que le sirve a tu hijo, es, inevitablemente , el más caro de la tienda”
Y así un largo etcétera.
Así que emulando al pediatra (una pena que no apunté su dirección), me atrevo aquí a dictar sentencias “murphynianas” sobre los niños:

Los niños y la salud

“Cuanto más limpia tienes tu casa, más virus y bacterias pilla tu hijo;
cuanto menos la limpias, menos se enferman”
“Cuanto más le lavas las manos a tu hijo, más se las ensucia”
“Los niños siempre se enferman cuando tienes planes para salir o viajar”
“La fiebre que no le ha bajado en todo el día a tu hijo, le baja milagrosamente justo después de anular tu reserva en el restaurante”
“Cuanto más enfermo está tu hijo, menos posibilidades de que su pediatra esté en la consulta”
“Los niños siempre esperan al viernes para enfermarse: cuando llega el lunes y, por fin, lo puede atender su pediatra, está curado”
“Ese sarpullido misterioso que tiene tu hijo desaparece justo cuando lo llevas al pediatra (y te vuelves loca intentando explicarle cómo era la dichosa erupción)”
“Si tienes que ir con tu hijo a urgencias por la noche tienes el cien por cien de posibilidades de encontrarte haciendo la guardia al único médico inepto de todo el centro de salud”
“Cuanto más tonta es la enfermedad de tu hijo, más tardan en diagnosticarla y más analíticas hay que hacerle; cuanto más grave es, más rápido lo descubren” (afortunadamente).
“Los niños siempre se enferman cuando tu marido está de viaje; en cuanto regresan, los niños se curan milagrosamente”.
“Tu hijo empieza a caminar, justo el día después de haberle dicho al pediatra que todavía no lo hace”
“Llevas a tu hijo al dentista para una simple revisión y te dice que tienes dos muelas picadas, las paletas muy separadas y que necesita un aparato; lo llevas pensando que necesita aparato y te dice que tiene la dentadura fenomenal”
“Amenazas a tu hijo con que si sigue comiendo golosinas se la van a picar los dientes y el dentista le dice que los tiene perfectos; si no prueba las golosinas, le encuentra tres muelas picadas”.
“Los niños que a los cuatro años había que pincharles para que hablaran, a los ocho hay que ponerles un tapón en la boca para que se callen.”
“Los niños sólo se caen cuando no tienes tiritas ni agua oxigenada a mano; si sales de casa con el botiquín en el bolso, nunca se caen”.
“Tu hijo siempre se enferma dos días antes del festival de fin de curso, y si no lo hace, ya lo hará el mismo día del festival”

Los niños y la comida

“Tus hijos sólo quieren yogur para merendar justo el día que no quedan”
“El día que haces su comida favorita, deja de ser su comida favorita”
“Cuánto más cariño pones en hacerles la comida, menos les gusta”
“Lo que en tu casa ni prueban, en casa de sus amigos les encanta”
“Cuanto más le gusten a tu hijo el yogur de fresa, la mermelada de fresa y la tarta de fresa, menos le gustarán las fresas naturales”
“Justo el día que no quedan huevos en la nevera, tu hijo se empeña en comer huevos fritos”
“Los niños sólo derraman el jugo de su vaso, cuando no queda más en la despensa”
“Los niños con alergia se empeñan en comer justo lo que no pueden; los que no tienen alergias se empeñan en no comer cosas que no dan alergia”
“Los niños siempre quieren algo, justo cuando te sientas a comer (si comes de pie, no piden nada)”
“Cuanto más te empeñas en que coma algo en particular, menos les gusta”
“Lo que les encantaba a los dos años, les da asco a los siete; lo que les daba asco a los dos, les chifla a los siete”
“Los niños a los que no les importa jugar con barro y pringarse hasta las orejas, dejan la comida si encuentran una pequeña pelusa en el borde del plato”
“Si los llevas a comer a un restaurante, se empeñan en pedir justo lo que no tienen en la carta; si lo tienen en la carta, piden lo que se les ha agotado”
“En tu restaurante favorito, no tiene menú infantil; en los que tienen menú infantil, no encuentras nada que puedas comer tú”
“Si el puré lo hace la abuela, sabe divino; si lo haces tú, sabe fatal. Moraleja: dile a tus hijos que lo ha hecho la abuela, aunque lo hayas hecho tú; se lo comerán encantados”
“Las croquetas de tu vecina son mejores que las tuyas, por eso tus hijos se las comen en su casa y no en la tuya”

Los niños y la escuela

“El niño que nunca se olvida de nada, olvida en el colegio su libro de matemáticas justo el día antes del examen”
“Las fotos del colegio de tu hijo son más caras cuanto peor ha salido en ellas tu retoño”
“Cuanto más necesita tu hijo un maestro con fundamento, menos fundamento tiene el maestro que le toca”
“Cuando llega un día de ceremonia escolar (fin de curso, graduación) y el fotógrafo está grabando a tu hijo, le da por hacer lo que nunca antes había hecho (hurgarse en la nariz, rascarse el trasero, etc.)”
“El día antes de la entrega de notas, tu hijo está extrañamente cariñoso; el día después vuelve a ser él mismo”
“El mejor amigo de tu hijo en la escuela, es un total desconocido en la calle (es decir, por más amigos que sean, si se encuentran en la calle, ni se saludan)”
“Vistes a tu hijo de príncipe justo el día que le toca pintura de dedos en el colegio; lo vistes de macarra, justo el día que deciden hacerle la foto escolar de grupo”
“El que deseas que sea el mejor amigo de tu hijo, ese niño tan bueno y aplicado, resulta caerle como un patada en las narices”
“Justo cuando presumes de lo mucho que sabe tu niño, suspende de la manera más tonta”
“Cuando llegas tarde para dejarlos en el colegio, no hay aparcamiento: cuando por fin los dejas, encuentras todos los aparcamientos disponibles”
“El niño repelente que le quita el bocadillo a tu hijo en el recreo, resulta ser el hijo de tu jefe”

Los niños y sus circunstancias

“Los niños siempre quieren agua cuando no hay botella de agua ni sitio donde comprarla”
“Los niños siempre quieren hacer pis cuando no hay un baño cerca”
“Los niños a los que les cuesta levantarse por la mañana los días de colegio son los mismos que se levantan a las seis los fines de semana”
“Los niños son buenos hasta que llegan las visitas” (la otra versión de la historia es: “Los niños sólo se portan bien cuando se van las visitas”)
“Tus hijos se comportan bien cuando hay visitas hasta que se te ocurre decirlo”
“Las abuelas se van a su casa justo cuando más las necesitas”
“Los niños que nunca se manchan comiendo, lo hacen por primera vez cuando hay visitas de muchísimo compromiso, (cuanto mayor es el compromiso, mayor es la mancha)”
“Sus dibujos favoritos siempre empiezan cuando se tienen que ir a la cama”
“El niño ensucia el pañal en casa de tu suegra, sólo cuando te has olvidado de llevarte uno contigo”
“Cuanto más raro es el objeto en cuestión, más posibilidades de que tu hijo se lo meta en la boca, la oreja o la nariz”
“Los niños siempre lloran más alto por la noche”
“Los niños siempre se despiertan por la noche, justo cuando acababas de coger el sueño”
“Cuanto más sueño tienes, más se despiertan tus hijos por la  noche”
“La velocidad con la que puedes recoger tu casa es inversamente proporcional a la de tus hijos para desordenarla (es decir, cuanto más tardas en recogerla, más rápido la desordenan ellos)”
“Las cosas que adoras en los niños de los tebeos, son las que menos soportas de tus propios hijos”
“Los niños, que han estado callados mientras dan noticias sin importancia, se ponen a chillar justo cuando llega la que de verdad te interesa”
“Los niños sólo escriben en tus libros favoritos: en las enciclopedias que quieres tirar a la basura, ni se les ocurre”
“El niño del vecino, al que no se le oye nunca, se pone a berrear como un poseso sólo cuando te duele la cabeza”
“Cuanto menor es el tiempo que debes cuidar al niño de tu cuñada, más cosas le pasan al niño (se atraganta, se cae, pierde la chupa, se le rompe su juguete favorito, etc...)”
“Los niños sólo pintan las paredes en tu casa: en casa de los abuelos ni se les ocurre”
“Cuanto peor se porta tu hijo contigo, mejor se porta con la niñera o con la abuela”
“Cuanto mejor se porta tu hijo en casa de tu madre, peor se porta en la de tu suegra”
“Cuanto más se empeñan tus hijos en ir a la feria, más caras son las atracciones”
“Cuanto menos tiempo tienes, más tiempo te demandan tus hijos”
“Cuanta más prisa tienes, menos prisa tienen tus hijos”
“Cuanto más temprano quieres que se acuesten tus hijos, más tarde se les hace”
“Cuanto más caso les haces, menos caso te hacen a ti”
“Cuanto más interesante es el libro, más te incordian los niños para no dejarte leer, sobre todo si estás en el último capítulo”
“Se pasan dos años dando la vara con que los lleves al zoo: cuando por fin los llevas, al volver a casa no recuerdan nada de lo que han visto, o peor, te dicen que no les gustó”
“Los aviones sólo sufren retrasos cuando viajas con niños; si viajas sólo, siempre salen puntuales”

Los niños y sus juguetes

“El único juguete que piden a los Reyes es justo el que se agotó en la juguetería y no piensan reponer”
“El único juguete que piden a los Reyes es precisamente el más caro”
“El día de Reyes se entretienen más con la caja de cartón del juguete que con el juguete en sí, aunque supuestamente era su juguete soñado”
“Justo cuando pones en la lavadora su peluche favorito, se acuerda de él”
“Precisamente el juguete más roto y asqueroso es aquél del que no quiere desprenderse”
“Precisamente el juguete que le tiraste por estar hecho trizas, es el único que echa de menos”
“Cuanta más ilusión pones en hacerle un regalo a tu hijo, menos le gusta”
“Cuanto más feo es el juguete, más cariño le coge”
“Los niños siempre encuentran utilidades insospechadas a juguetes inútiles”

Los niños y sus trapitos

 “El zapato que mejor le va a tu hijo no le gusta: le gusta el que peor le va, el más caro y aquel del que no queda número para él”
 “La ropa que guardas para una ocasión especial, les ha quedado pequeña cuando llega la ocasión especial”
“Cuanto menos te gusta la ropa que elige, con más ahínco la quiere tu hijo”
“La ropa que le gusta a tu hijo y de la única que hay talla, es la más cara”
“Cuanto más te ha costado encontrar la ropa para tu hijo, más repetida la ves por la calle al día siguiente”
“Cuando le pones un abrigo, porque amanece con frío, luego hace calor; cuando le pones camiseta corta porque el día está caluroso, a la hora, está lloviendo”
“Tus hijos ensucian más ropa justo la semana en que no para de llover y se te rompe la secadora”
“Cuando tus hijos quieren ir a la fiesta de disfraces, no tienen disfraces; desde que se los compras, se les van las ganas de ir a la fiesta”
“A tus hijos se les rompen las zapatillas de deporte justo el día antes de que empiecen las rebajas, pero las necesitan para ese día, no pueden esperar ni siquiera 24 horas”
“Las zapatillas de deporte no se rompen todas al mismo tiempo: lo hacen escalonadamente, con una semana de diferencia: primero las del mayor, luego las del mediano, después las del tercero..., hasta que se reinicia el ciclo”

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