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martes, 19 de abril de 2011

SIMPLIFICA TU VIDA (II)

SIMPLIFICA TU VIDA...AUNQUE TENGAS NIÑOS (VOLUMEN II)

Simplifica con la comida: está claro que los niños tienen unos gustos muy definidos y no están para extravagancias (excepto las que inventan ellos, como mezclar crema de cacahuete con yogur o chocolate con mantequilla para untar en el pan).
Así que no te compliques: si a tus hijos les gusta el arroz blanco, arroz blanco; y pónselo tal cual, nada de formar estúpidas figuritas de animalitos con el arroz (tus hijos son niños, no tele tubbies). No te esfuerces en hacerles comer arroz basmati; ya crecerán y poco a poco podrán ir probando esas cosas.
Por experiencia sé que en el caso de la comida, como en muchos otros, se cumple la ley de murphy “cuanto más complicada es una comida, menos le gusta al niño”.
Algunos dirán “los niños deben aprender a comer de todo, no pueden estar siempre a base de arroz y huevos fritos”; es evidente, claro que si, pero por experiencia sé que la mejor manera de que un niño coma de todo es: primero, cómelo tú delante de él, a diario si es posible; segundo, ofréceselo; tercero, ponle pequeñas cantidades en su plato; cuarto, espera mucho tiempo...al final, caen.
Es importante seguir estas instrucciones por orden y sin desfallecer; el método es efectivo, aunque pueda tardar mucho tiempo. Pero lo básico es predicar con el ejemplo.
Caso práctico: mi marido y yo desayunamos siempre fruta, lácteos y cereales o pan; los niños nos acompañan todas las mañanas, y primero les ofrecíamos trocitos muy pequeños de pera o manzana (por ejemplo); ahora estamos en la fase en la que ellos dicen:“pera, por favor”. Algún día se comerán ellos solos la pieza de fruta; de momento, la semilla está sembrada.
Simplifica con los juguetes: los niños no son más felices por tener más juguetes, sino por jugar más. Mis hijos juegan más con cajas de cartón y piedras que con juguetes propiamente dichos. ¿De qué le sirve a un niño tener un precioso camión último modelo si no tiene arena y tierra con el que llenarlo?
Y como no todos tienen jardín en su casa, la operación “buscando tierra”, se traduce en “tiempo para que papá y mamá me lleven al parque a jugar en el arenero”, es decir, “tiempo de calidad que los padres dan a sus hijos”, “atención”, “cariño”.
¿Qué falta tiempo? Siempre falta tiempo, pero precisamente por ello, tenemos que buscarlo, por poco que sea.
No regales a tus hijos juguetes que lo hagan todo solos, deja que jueguen con tus cacharros de cocina viejos (claro que no con los cuchillos); dejas las “maquinitas” para edades adecuadas (un niños de siete años ¿qué hace con una “play”? Cuando tenga dieciséis ¿jugará a los “play”mobil?
Pocos juguetes, creativos, resistentes y que desarrollen la imaginación. (por cierto, nada mejor que un cielo con nubes para desarrollar la imaginación de los niños...y es absolutamente gratis).


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